El mundo pacífico de Alderaan fue uno de los primeros en ser
ocupado por humanos, al iniciar una tímida expansión lejos de Coruscant. Los
cuales se cree que cuando llegaron encontraron un mundo verde abandonado por
una especie insectoide denominada Killiks. Se piensa que la colonización se
remonta a más de 27 mil años antes de la caída del Imperio de Palpatine, 2.000
años antes de la formación de la Antigua República. Se trata de una época
previa a los viajes hiperespaciales y es muy probable que pasaran años antes de
que los primeros pobladores completaran su viaje.
En 3653 ABY, una delegación imperial con Lord Baras al
frente se reunió con la República, representada entre otros por Satele Shan y
la Maestra Dar'nala de la Orden Jedi para llevar a cabo las negociaciones que
culminarían en el Tratado de Coruscant. Al saber del Saqueo de Coruscant y de
la muerte del Canciller Supremo (3.653 ABY), Satele atacó a Baras, pero su
compañera la retuvo. Baras usó Coruscant como rehén durante el resto de las
negociaciones, y los Jedi acabaron cediendo.
Destrucción de Alderaan.
En la época del Imperio Galáctico, Alderaan resultó ser el
planeta de prueba para una nueva arma imperial: La Estrella de la Muerte. La
princesa Leia, capturada por los imperiales y cautiva en la estación de
combate, fue presionada para dar el nombre del planeta donde tenía su base la
Alianza Rebelde. A pesar de ceder ante tal amenaza y revelar el nombre de
Dantooine, (que resultó ser falso), el Gran Moff Tarkin ordenó abrir fuego
sobre Alderaan, haciendo volar el planeta por los aires. Millones de voces se
apagaron al unísono ese día, dejando un campo de asteroides que se llamó El
Cementerio. Ese fue el final de Alderaan, y de aquella gente que dedicó su vida
a la cultura, el saber y la filosofía.
Arquitectura
Deslumbrados por la belleza de Alderaan, los primeros
colonos se sintieron obligados a levantar ciudades de acuerdo con la topografía
del planeta, aprovechando su belleza incomparable, en lugar de acabar con ella.
Reafirmaron esta creencia cuando descubrieron las ciudades de los killiks, los
habitantes nativos de Alderaan. Aunque ya habían desaparecido, los insectos
killik dejaron tras de sí un conjunto de ciudades con torres, colosales panales
de varios pisos que se alzaban sobre una meseta cubierta de hierba. Esta zona
fue llamada Tierras del Castillo. Se construyeron grandes metrópolis en
gigantescos pilotes que se alzaban en los mares del planeta. Enormes ciudades
estaban situadas dentro de grietas, bajo casquetes polares o en zonas
sostenidas por arenisca, en medio de verdes llanuras. Otra de las maravillas
arquitectónicas de Alderaan fue Ciudad Terranium.
Cultura
Los alderaanianos eran considerados pensadores más que
trabajadores. Famosos por la riqueza de su pensamiento y de sus tradiciones
artísticas, con frecuencia proporcionaban un valioso punto de equilibrio a
aquellos mundos más exaltados de la Antigua República. En otras ocasiones, sus
largos debates sobre ética y moral no impedían que las injusticias más
evidentes siguieran cometiéndose con impunidad. El planeta estaba gobernado por
un virrey, apoyado por el Gran Consejo de Alderaan y elegido entre una de las
familias reales del planeta. Habitualmente, la elección del virrey no era
problemática; una excepción importante fue el grave contencioso que tuvo lugar
en el año 70 ABY en Alderaan. En aquella ocasión, el Consejo fue incapaz de
ponerse de acuerdo en el nombramiento del virrey a pesar de haberlo sometido a
tres votaciones. En estas circunstancias se pidió a la República que eligiera.
Ésta envió a varios Jedi, entre los que figuraba el joven Jorus C'Baoth (no
Joruus C'Baoth, su clon) y finalmente se acordó que el senador Bail Antilles
asumiera el cargo. La educación era un aspecto fundamental para la sociedad
alderaaniana. El epicentro de su sistema educativo era la universidad de
Alderaan, situada en la capital, Aldera, y fundada por el pensador Collus; se
sabe que algunas de las mentes más brillantes de toda la galaxia cursaron allí
su educación. La universidad intentaba que los estudiantes se aislaran del
planeta, para que pudieran centrarse en sus estudios. Este enfoque recibió una
acogida tan positiva que muchas especies, incluidos los ithorianos pidieron
permiso para edificar sus escuelas alrededor de la universidad.
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